Este mundo es como una escuela en que cada ser humano aprende las lecciones de su vida, sea espiritual o física. Algunos las aprenden de un modo duro, o doloroso, mientras que otros, de un modo más fácil, aprovechando la experiencia de los que siguen o han seguido la carrera particular por la que ellos quieren andar. Los primeros pasan por penosas experiencias a través de toda su vida antes de comprender lo que es bueno para ellos. Pero todos tienen que aprender la lección para tener éxito y salir para siempre de la escuela llamada vida.
En estos días festivos, los seres humanos muchas veces nos introducimos en la reflexión interior en busquedas de respuestas...
Algunas de estas preguntas son fundamentales o básicas, otras triviales. Las primeras tienen importancia para todos nosotros durante toda nuestra vida; mientras las segundas sólo en momentos particulares en las vidas individuales. Las básicas realmente son las más importantes de la vida. El carácter del hombre y su progreso hacia la liberación dependen de si él ha hallado las contestaciones a ellas o no.
El verdadero y permanente bien del ser humano está en liberarse de las ataduras mentales y de sus propias estructuras limitantes de pensamientos negativos, romper esas ligaduras crea otra realidad dentro de su ser y por manifestación crea un nuevo mundo de posibilidades, no existe otro modo de salir de esta red de ilusión, de este mundo de nacimientos, sufrimientos y muertes, sino comprendemos y dominamos el poder de nuestra mente.
Entender el poder de la ley de atracción comienza cuando somos conscientes que somos animales neurolingüísticos, de esta forma somos conscientes que Una palabra pronunciada con ira es la espada más filosa, que provoca daños en la profundidad de nuestro subconsciente, también formando patrones de comportamientos negativos y destructivos.
La comunicación,el habla es la muestra del poder de la atracción. Lo que sale de la boca del ser humano, es lo que siempre piensa, y esa vibración que proviene de su pensamiento más profundo es la que se manifiesta en su vida, creas o no, así funciona la ley de atracción.
Quiero en este año que comienza acercarles estos 2 pensamientos de Grandes Maestros para la reflexión y porque debes intentar ser Mejores Personas y romper las ligaduras de nuestra mente Dormida:
"¿Qué causa la ruina en el mundo?"
La respuesta fue: "La ignorancia." La ignorancia es un obstáculo muy grande que nos muestra todo al revés, a la Verdad como falsa y a la falsedad como verdad; lo bueno como lo malo y viceversa. Así nos desvía del camino recto. Todos nuestros trastornos tienen por base la ignorancia, porque nos ha obligado a tomar por real lo que no lo es. Nos aferramos a las cosas fugaces debido a esta ignorancia. Y eso es lo que causa nuestra ruina...
"¿Qué quiebra la amistad?
Respuesta: "La envidia y el egoísmo, o el interés personal." La envidia surge en el corazón del hombre cuando ve a otro gozando de salud, bienes y posición más que él mismo. Esto ocurre aun cundo los afortunados son íntimos amigos o queridos, y, como consecuencia, el desgraciado deja caer algunas palabras de sus labios o asume una conducta que muestran esta envidia, y así, quiebra la amistad. Lo mismo sucede con el interés personal.
La luz y la oscuridad nunca pueden estar juntas. A un hombre egoísta no le importa nada lo que suceda con la gente; siempre insiste en sus comodidades hasta dejar postrados a los que le rodean. Esto es lo que causa quebranto en la familia y corroe la amistad entre los amigos o entre las naciones. Esto es lo que aparta al hombre del prójimo y de su propia divinidad.
Una mente limpia y los buenos actos son los medios para lograr el uso positivo de la ley de atracción, la dicha más elevada de este concepto es la liberación de los patrones mentales limitantes y negativos que todos tenemos y que debemos tratar de cambiar.
Una persona que se acerca a su propia divinidad y activa su propio poder interior, su vida se ilumina, rompe las ligaduras de una mente oscura, y este es el verdadero secreto de la ley de atracción.
Fuente: Sensei Diego Labrousse
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